viernes, 18 de marzo de 2011

Soneto a la Soledad


¡Dedicado a mi mejor amiga la soledad, Porque siempre está conmigo!

Ayer, ayer por la tarde durante el ocaso

¡Sí! Cuando la luz cae, me tocó...

No, no la de un sol que siempre sea de su agrado observar el firmamento

Y mucho menos la del foco de mi habitación

Un tanto fugaz que siempre posa sobre mí,

Apoyando la faz de mi cielo.

Me tocó, la luz, aquella la de la imaginación

Empujo la pluma, afino un Verso

Cual si fuera Escriba,

Lluvia en un día de verano… ¡Me inspiro!

Cuando pienso en vos, me dan ganas de recordarte

Todos esos momento, que tuvimos, ¡Los que no también!

¿Pero para que llegar a imaginarte nuevamente?

Si así estoy feliz ¡imposible! sería una contradicción hacia mí mismo

Sería Mantener la costumbre.

Tal vez porque en el fondo, realmente no lo quiera así.

¡Es verdad!, me agradó, me agradó cuando te atrevías a estar sola junto a mí,

En la dedicatoria a mis deberes… obligados.

O apreciar el follaje de un parque, un tanto adornado por las plumas de algunas aves

O la linda silueta de una mujer a la cual atento observaba su cabello

Y entre otras cosas… ¡a ella! no al parque.

O ¿Para qué hablar de aquellas noches?

¡Dios mío, cómo explicarlo!

Donde un arlequín bajo a los hogares mortales

Donde una fogata calcinaba los restos de lo que fue un árbol

El sueño, el sueño esa noche se desvaneció

El croar de las ranas, en apariencia era un cántico desesperado

A su luna menguante,

Un astro que contrastaba en el cielo estrellado.

¡No es que te amo! Y no estoy seguro que a ella sí, Pero ¡Te deseo!

¿Pero para qué? Si los tiempos de juglaría se han acabado.

Lamentablemente para vos, ¡me gusta!, ¡me gusta!

El hecho que al bajar las estrellas, posando en mí recamara,

Ya no siento solo yo aquel hiriente frio que atraviesa mi ventada

Ahora es compartido, Soy yo y alguien más,

¡Me gusta! el hecho que ya no es soy, es " somos" '

Llámalo egoísta pero ¡Me gusta!, ¡Me gusta!

Con vos, siempre estuve atado al suplicio de narciso

Seduciéndome, atrayéndome

No, no por mi vanidad ¡a veces!, o un entretenimiento ¡para nada!

Si no un consentimiento por mis propios sentimientos.

A ti… a ti te querría ¿Para qué?

Cumplir mis deseos los más sublimes tanto como los más perversos

A ella, a ella la querría para…

¡Valla que coincidencia!

Sé que no te duele el hecho

Que nos separan tantas cosas

Te duele que desde el fondo yo lo quiera así.

Yo se que siempre estarás allí para mi

¡Me recordaras!, ¡yo te recordaré!

No como mi amor

Si no como la testigo.

Yo se que al final siempre volverás a mí

Fuiste y serás mi eterna y fiel compañera.

Al fin y al cabo ¡vos soledad!

¡Siempre vas a estar conmigo!

Elhan M. Hernández

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